Amnistía Internacional trabaja combinando el rigor en la investigación de violaciones a los derechos humanos, el diálogo y la presión a autoridades y otros actores, la movilización, la comunicación pública y ante todo, un apoyo incondicional a los y las activistas que actúan allí donde se producen las injusticias.
Trabajamos por el derecho a la verdad, la justicia y la reparación para las víctimas de abusos graves, como los juicios injustos, las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias, las ejecuciones extrajudiciales o la violencia de género.
Defendemos a las personas migrantes, solicitantes de asilo, refugiadas, desplazadas o víctimas de trata. También a la población civil en los conflictos armados.
Defendemos a las víctimas de la violencia a manos de los Estados (policías, ejércitos, etc.) y de otros actores (empresas, grupos armados, etc.)
Hacemos campaña por el derecho a la salud y por los derechos sexuales y reproductivos.
Luchamos contra la tortura y los malos tratos, por la abolición de la pena de muerte, y por un control efectivo sobre el comercio de armas.
Defendemos la dignidad de las personas pobres, denunciando los abusos que causan o agravan la pobreza, y luchamos para que sus responsables rindan cuentas ante la justicia, porque disfrutar de atención sanitaria sin discriminación, de una vivienda adecuada, de agua limpia, de un medio ambiente sano… es un derecho humano.
Protegemos el derecho de todas las personas a expresarse libremente y a no sufrir discriminación.
Denunciamos la tecnología que atenta contra los derechos de las personas, como su derecho a la privacidad, a no sufrir interferencias indebidas en sus comunicaciones o a recibir una información veraz.
Exigimos que los presos y presas de conciencia, personas pacíficas encarceladas por sus ideas, sean liberados y que las personas que denuncian abusos en cualquier país obtengan protección.